
COVID-19 in Galapagos: Una Familia, Tres Generaciones
Las Islas Galápagos atraen a más de 200.000 personas cada año. La mayoría de la gente conoce las Islas Galápagos por su fascinante vida silvestre y los descubrimientos de Charles Darwin, sin embargo, muchas personas no saben cómo es la vida de quienes viven allí y dependen del turismo. La pandemia de COVID-19 alteró drásticamente la vida de los galapagueños de muchas formas.
Aquí radica la historia de tres habitantes que no solo están relacionados por el lugar en el que viven, sino que también son parte de la familia Sangolquí.
La Primera Marinera: Teresa Sangolquí Tapia
Teresa Sangolquí Tapia (Baby Boomer) comparte su historia de cómo fue ser la primera marinera en Ecuador y cómo es su vida ahora.
Vida en Galapagos Durante COVID-19: Valerio Repetto Sangolquí
Ahora que has escuchado la historia de Teresa, aquí está su sobrino, Valerio Repetto Sangolquí (Generación X). Valerio habla sobre su vida creciendo en las Galápagos y las dificultades que ha enfrentado durante la pandemia.
Joel Sangolquí Chapi
Finalmente, las experiencias de Joel Sangolqui Chapi (Generación Z) como buceador y lo que ha hecho para mantenerse ocupado en medio de la pandemia se ilustra a través de este artículo escrito. Joel es primo de Valerio y sobrino de Teresa.

5:30 am: BIP! BIP! BIP! Se da la vuelta y apaga su alarma. Ha comenzado un nuevo día. Se levanta de su cama y escucha música mientras hace yoga. Luego, se sirve una taza de café y al mismo tiempo revisa las condiciones climáticas para armar un plan para su día con sus pasajeros.
7 am: Se encuentra con su grupo de buceo del día y zarpan hacia su destino determinado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos. De ahí comienza el viaje. Da una bienvenida donde les explica sobre lo que pueden esperar de su aventura y también se asegura de que todos se sientan cómodos. En cada viaje de buceo se sumergen dos veces. Entre cada inmersión, hay una hora de descanso donde disfrutan de un snack y cuentan sus experiencias de la primera inmersión. Todos entran al mar una vez más y de allí regresan a la isla.
3 pm: Ya ha llegado a la agencia con su grupo, donde intercambian fotos y comparten unas bebidas. Después, si el tiempo lo permite, vuelve al mar para surfear o hacer otra actividad acuática.
7 pm: Ya son las siete de la noche y es hora de preparar el equipo de buceo para el próximo grupo del día siguiente.
Acabas de vivir un día típico de Joel Sangolquí Chapi antes de la pandemia de COVID-19. Para muchas personas, el buceo es una experiencia única en la vida pero, para Joel prácticamente ha sido toda su vida viviendo en Santa Cruz, Galápagos. Joel es un instructor de buceo y guía de aventuras en la segunda Reserva Marina más grande del mundo. Su familia fue una de las familias pioneras en la colonización de las Islas Galápagos y ahora brinda servicios de buceo.
La primera vez que Joel buceó fue cuando tenía once años con su padre. Se lanzaron para limpiar el casco del barco de su papá en la bahía, La Fe. Compartieron un tanque y un regulador con dos mangueras largas. Después, Joel recuerda haber paseado por el mar cuando unos lobos marinos se les acercaron y empezaron a jugar con ellos por un rato. Joel sintió una fuerte conexión con la belleza del mar y la diversidad marina. Continuó su formación como buceador hasta los dieciocho años. Completó su curso de maestro de buceo y su curso de instructor de aguas abiertas en el mismo año a través de la escuela más grande, la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI). En 2015, fue premiado como el instructor de buceo más joven de Ecuador (y se encuentra entre los más jóvenes del mundo) en la feria anual Diving Equipment and Marketing Association (DEMA), organizada por PADI. Joel había aprendido todo lo que hay que saber sobre el buceo en los siete años transcurridos entre su primera inmersión y cuando completó sus cursos.
Para Joel, el buceo es tanto un pasatiempo que no se siente como un trabajo. Joel dice que le sube la adrenalina cada vez que está bajo el agua y le atrae el riesgo. Tanto así, que una vez se encontró defendiéndose de un tiburón Silky.
“Siento que vuelo, alguna vez en mis sueños sentí que volaba y siento lo mismo cuando buceo. Cuando mi piel siente el agua mi cuerpo se armoniza con el elemento y solo fluyo con el medio. Me muevo al ritmo de los animales marinos y la corriente. Me siento parte de ese mundo.”
Galápagos y el mar es un paraíso para Joel. Le gusta llevar diferentes grupos para que ellos conozcan lo que Galápagos tiene para ofrecer y dejen que las Islas hablen por sí mismas. Joel tiene mucha responsabilidad trabajando pero, siempre está preparado para un buen desafío. Se siente confiado con su experiencia para asegurarse de que todos los pasajeros y él mismo disfruten de una inmersión agradable. Joel dice que realmente ama lo que hace y cómo puede tener un gran impacto de las visitas. Siempre supo que tendría un trabajo en turismo pero siempre quiso ir a la universidad para estudiar biología sin embargo, eso significa salir de Galápagos y hasta ahora eso no ha sido económicamente posible.
15 de Marzo 2020: COVID-19 había llegado a las Islas Galápagos y comenzó el caos cuando los turistas se apresuraron a buscar como retornar a casa. Aeropuertos, restaurantes, cruceros, excursiones, todo había cerrado, incluido el negocio familiar de buceo de Joel. Joel y su familia hicieron las maletas y se mudaron a sus cabañas en la parte alta, lejos de la ciudad. Allí comenzó a vivir de la tierra y lo que habían plantado. Joel dice que los ajustes habían sido más o menos fáciles para él. Pudo vivir mucho más sencillo y producen significativamente menos basura. Él y su familia escaparon del estilo de vida consumista en el que se ha convertido este mundo. Joel dice, “Mis ideales aterrizaron y me siento más consciente y despierto que nunca.”
Había una cosa que Joel no podía evitar. El océano. Las autoridades negaron a las personas el acceso al mar durante seis meses. Esto no le iba a funcionar y aunque no estaba permitido, Joel logró pescar y surfear lejos de todos y de todo. De esta manera Joel podría tener un escape muy necesario durante tiempos tan difíciles. Joel comenzó a usar su voz mucho más y hacer todo lo posible para ayudar al sistema de conservación y educación en Galápagos.
En particular, lo que cambió en Joel en la cúspide de la pandemia fue, “dejar de confiar en el orden imaginario de la sociedad y vivir sostenible. Volverse autosuficiente sin necesitar nada del sistema corrupto y oprimente de este país y el mundo.” Joel participó en una protesta que se desarrolló en Agosto. Los esfuerzos de estas protestas iban contra el gobierno corrupto y exigían retener temporalmente las deudas y eliminar intereses mientras dure la pandemia. Los manifestantes pedían más ayuda en educación y salud ya que aún no cuentan con buena educación, alcantarillado ni agua potable.
Joel ha estado viviendo de lo que cultiva, pesca y, a veces, intercambia con otros. Joel, junto con algunos amigos, están desarrollando un proyecto para ayudar a los jóvenes y al sistema educativo. Además de eso, también se ha ofrecido como voluntario a través de diferentes organizaciones para ayudar a la conservación de las Islas Galápagos. Se ha mantenido bastante ocupado a lo largo de todo esto y está teniendo impacto en Galápagos. Joel cree que el turismo seguirá creciendo en el futuro. El espera ver cambios dentro de Galápagos y la conservación, antes de que el turismo se recupere por completo.